Partiendo de la inquietud sobre la definición de las identidades que componen a mi familia, decidí apropiarme de la palabra y el concepto de retrato, para luego ponerlo en tensión, negando la mimesis y jugando con simbolismos abstractos característicos del retratado. La pintura y los dibujos fueron hechos a partir de una descripción escrita, que realizó la persona que sería retratada a pedido exclusivo, sin embargo, sólo fueron tomadas de esta carta, las expresiones con las cuales el artista sentía empatía. Así la imagen se conjuga con la tipografía que buscan dar pie a una obra abierta, para ser completada pluralmente por el espectador. Se trata de un trabajo de construcción y de desconstrucción cíclica en torno al retrato familiar.